«Cuando oren,digan: “Padre, santificado sea tu Nombre…”». Lc 11, 2
La oración es elrespirar de nuestra alma. Necesitamos aprender a orar para que nuestrosmomentos con el Señor verdaderamente nos llenen de fuerza, de vida y de gracia.La oración que Jesús enseñó a sus discípulos es muy completa, pues da gloria aDios, pide que su Reino se haga realidad en nuestra historia y también suplicaque el Señor no descuide nuestras necesidades básicas: pan, perdón yprotección. No hay oración en el mundo que pueda ser más completa que esta queel propio Hijo de Dios nos enseñó, por más bonitas y significativas que seanlas demás. Paz y bien.