“El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo ha enviado” Jn. 5,23
La Palabra de Dios nos trae una sentencia contundente para el día de hoy. De hecho, la honra solo puede ser dada a Dios…pero Jesús es el rostro del Padre. Él se encarnó justamente para mostrarnos cómo es Dios y cuál es el camino de retorno a nuestra verdadera casa: el cielo. Y cuando hablamos de honra, no pensemos en abstracto… honrar significa darle el primer lugar a una persona, en este caso a Dios. Respetarlo, tenerlo en el más alto nivel y enorgullecernos de que somos sus hijos. Esto trae en consecuencia, vivir con la dignidad de tales. Ingresemos hoy a nuestro Santuario Interior, el lugar donde está el Espíritu de Dios. Honrémoslo en espíritu y verdad, con un amor agradecido.
Señor, te honramos, te alabamos y te bendecimos. ¡Gracias por tanto! Paz y bien.