“Este es mi mandamiento: ámense unos a otros como yo los he amado”. Jn 15, 12
El amor, en el cristianismo, es mucho más que un sentimiento, es una decisión. Inspirado por Cristo, yo decido amar a las personas que encuentro en mi camino: los sufrientes, los pobres y aun los enemigos. ¿En qué consiste este amor? El amor del que nos habla Cristo no se refiere a palabras, no son caricias, sino servicio. Es la capacidad de renunciar a mí mismo, a mi espacio, a mi descanso, a mis comodidades, para ayudar a quien los necesite. El modelo es él mismo, que nos amó hasta el extremo: se donó completamente para nuestro bien.