“Felices los queescuchan la Palabra de Dios y la practican”. Lc 11, 28
Para Dios no esimportante que yo sea un pariente o un amigo de un gran santo. Esto no me hacetener méritos ni me da algún privilegio. Lo único que cuenta para Él es lavivencia concreta de su Palabra. Este es el caso de la Virgen María, que esbienaventurada por ser la madre de Jesús, pero lo es mucho más porque en todasu vida siempre puso en práctica la voluntad de Dios. De hecho, en el Reino delos Cielos no existen padrinos que llevarán a alguien a la salvación cuando élmismo la haya despreciado. Paz y bien.