El Señor nos puso en esta tierra para experimentar la convivencia. Tendremos muchas alegrías y también muchos problemas en esto: celos, envidias, disputas, persecuciones; lo importante es estar atentos a sanar siempre las relaciones. Todos nos equivocamos: sufrimos y también hacemos sufrir, pero debemos estar siempre dispuestos a perdonar y también a pedir perdón. No debemos dejar correr el camino de la vida con deudas pendientes. Mientras estamos en este mundo, debemos reconciliarnos entre nosotros, no sea que en el juicio final alguien se levante y nos acuse delante de Dios. Allá ya no habrá posibilidad de arreglos. Paz y bien.