“Y después que el Señor me dio hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, pero el mismo Altísimo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio…” (S. Francisco de Asís).
Una de las mayores alegrías de nuestra vida es cuando Dios nos regala hermanos para caminar con nosotros. Por eso, si sentís que la vida como un hermano menor franciscano capuchino puede ser un llamado del Señor para vos, no tengas miedo y animate a compartirlo con nosotros.
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